Emociones de una pandemia.
La importancia de mentalizar con los hijos.
Por Loreto Cox
Psicóloga y Directora Kids Way
Estamos atentos a las cifras. Cuántos casos nuevos. Cuanto será el tiempo que dure el confinamiento. Cómo nos afectará económicamente. Algunos se sumergen en el tele trabajo. Otros, en hacer más tareas domésticas. Mientras, los memes y los mensajes de amigos y familiares saturan el teléfono y en la cima de todo esto están los niños… que dan vueltas por la casa, desorganizando más el caos, manifestando sus emociones y su energía acumulada de manera tan diversa. Las travesuras se multiplican, las pataletas vuelven, algunos nuevamente mojan la cama o piden dormir con los papás porque ése es el único lugar seguro. Y tal vez tu mente no soporta mucho de esto. Quieres seguir atento a las noticias o te desvelas pensando en cómo llegar a fin de mes. Si hay alguna certeza es que estamos millones en la misma. La pandemia pasará y nos levantaremos nuevamente como lo hemos hecho a lo largo de la historia. Sin embargo, si hay algo irreversible es el tiempo perdido y las consecuencias por no mentalizar este proceso con tus niños.
La mentalización es un proceso de vital importancia. Es ponerle mente a los afectos, dotar de lenguaje a las emociones. Es tan relevante, que Peter Fonagy, uno de los máximos representantes de la teoría del apego, dice que los niños se apegan a sus padres para poder ser mentalizados.
La mayoría de los adultos somos capaces de mentalizar nuestras propias emociones y las de las personas que nos rodean. En cambio, los bebés y los niños pequeños, no pueden hacerlo por sí mismos. De ahí la importancia de que seamos los adultos los que mentalicemos a nuestros hijos.
¿Cómo mentalizar con tus hijos?
Es importante que cuando estemos con ellos, realmente estemos con ellos. Sin distracciones físicas ni mentales. Debemos practicar la empatía y ayudarles a interpretar sus sentimientos, a identificar sus emociones: “Estás enojado porque es difícil estar encerrado, lo entiendo” o “Te sientes triste porque no podemos ir a ver a los abuelos”. Aquí el padre o madre, como figura de referencia, está mentalizando u otorgando una mente a su hijo, para que el día de mañana sea capaz de hacer estas reflexiones por sí mismo.
No siempre es necesario hacer este proceso de inmediato. Podemos hacerlo en diferido, cuando el niño esté más tranquilo, cuando haya pasado la tormenta. Lo importante es hacerlo.
¿Qué consecuencias tiene el hecho de que los padres no mentalicen a sus hijos de manera regular?
Los especialistas aseguran que todo lo que no pasa por la conciencia y no es reflexionado será susceptible de convertirse en una somatización. Además, un niño que no es mentalizado desde pequeño puede convertirse como un adulto con dificultades para conectarse con sus emociones, afectos y sentimientos.
De ahí la gran importancia de enseñar a nuestros hijos desde bien pequeños a conectar de una manera sana y equilibrada. A explicarles cuando tienen alguna necesidad como hambre o sed. O una emoción como rabia o pena. Cuando su estómago se revuelve, su garganta se aprieta o su corazón se acelera. Aprovechemos esta coyuntura de la pandemia para aprender este hermoso proceso de mentalización. Es una inversión de amor, que dará como fruto una mente sana y equilibrada.